Historia del Vino en España I


Historia

La abundancia de variedades viníferas nativas en la Península Ibérica posibilitó el comienzo temprano de la viticultura, con semillas de uva del periodo Terciario. Algunos arqueólogos creen que estas uvas fueron cultivadas por primera vez entre el año 4000 y 3000 ac, mucho antes de que los fenicios fundaran la ciudad de Cádiz hacia el año 1100 ac. Tras los fenicios, los cartagineses introdujeron nuevos avances en el cultivo de la vid, incluidas las enseñanzas del viticultor Mago. Las guerras púnicas entra Cartago y la emergente República de Roma provocarían la conquista romana de la península, a la que llamaron Hispania.
 

Del dominio romano a la Reconquista

Ánforas de vino de la época romana, en el Museo de Badalona




 

Durante el dominio romano el vino español fue comercializado en el Imperio y exportado extensamente. Las dos mayores regiones productoras de vino de aquella época fueron la Tarraconensis, en el norte, y la Baetica, en el sur. Durante este período se exportaba a la Galia más vino español que italiano, como atestiguan las ánforas encontradas en ruinas de asentamientos romanos en Normandía, el valle del Loira, Bretaña, Provenza y Burdeos. La necesidad de abastecer al vasto imperio y sus legiones contribuyó a intensificar el ya notable tráfico comercial que habían alcanzado los vinos españoles. La calidad de vino español durante los tiempos romanos fue variada. Plinio el Viejo y Marcial constataron la alta calidad de algunos vinos de la Tarraconensis mientras que Ovidio nota que un vino español muy popular vendidido en Roma, conocido como Saguntum, sólo servía para emborrachar, (Ars amatoria 3.645-6).

Lagar del siglo IV, EL Puerto de Santa María



Tras el declive del Imperio romano, Hispania fue invadida por hordas germánicas que destruyeron muchas plantaciones de vid. Poco se sabe sobre el progreso de la viticultura y la vinificación durante este período pero parece evidente que existió algún tipo de industria vinícola cuando los árabes ocupan la pernínsula a principios del siglo VIII. Aunque los árabes eran musulmanes y estaban sujetos a leyes coránicas que prohiben el uso de alcohol, el cultivo de la vid continuó e, incluso, mejoró durante el periodo de dominación musulmana. Los gobernantes moriscos tuvieron una postura ambigua hacia el vino. Varios califas y emires poseyeron viñedos y bebían vino y aunque hubo leyes escritas que proscribían la venta de vino, las dinastías más liberales permitieron a los cristianos continuar con el cultivo de sus viñedos y la elaboración del vino, sobre todo en los monasterios.

Con la Reconquista se volvió a abrir la posibilidad de exportar vino español. Bilbao surgió como un gran puerto comercial, a través del cual se introducían vinos españoles en los mercados ingleses de Bristol, Londres y Southampton. La calidad de algunos de estos vinos exportados parece haber sido alto. En 1364, el tribunal de Eduardo III estableció el precio máximo del vino vendido en Inglaterra, siendo los vinos españoles valorados al mismo nivel que los vinos de Gascuña y más altos que los de La Rochelle. El alto contenido de alcohol de la mayoría de los vinos españoles favorecía su mezcla con vinos más "débiles" de las regiones de clima más fresco de Francia y Alemania, aunque hubo leyes que proscribieron explícitamente esta práctica.

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